Para poner los botines a tu perro, puedes colocarte por encima de él de manera que quede entre tus piernas y, a continuación, levantarle las patas de una en una. Esta posición te permite mantener el control al tiempo que ayudas a tu perro a mantener el equilibrio mientras le levantas cada pata.
Cepilla la nieve o la suciedad que pueda haber quedado adherida a los botines antes de ponérselos.
Desliza el botín por la pata y abróchalo con el cierre de velcro.
Si vas a realizar una sesión de entrenamiento corta, de dos horas como máximo, los botines tienen que estar bastante ajustados. Si vas a hacer un recorrido largo tirando de un trineo o una travesía de montaña de muchas horas, no debes apretar tanto los botines.
Si tu perro es de tamaño mediano o grande (a partir de la talla S), sujeta el botín en su sitio con un dedo y, a continuación, aprieta la cinta sobre el dedo. De este modo te aseguras de que no quede demasiado apretado. En el caso de perros más pequeños, se necesita un espacio de menos de un dedo para evitar que se les caigan los botines.
Los botines de tu perro deben llegar a una altura suficiente para cubrirle los espolones.
Durante los descansos largos y cuando hayáis terminado de entrenar, quítale los botines. Las patas de tu perro podrían hincharse si este permanece tumbado con los botines apretados durante un largo periodo de tiempo.